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Sexología

Libres de mitos sexuales

La sexóloga Isbelia Segnini ayuda a desmontar 10 falsas creencias que impiden disfrutar con certeza de una buena intimidad

por JOSÉ RAMÓN VILLALOBOS |  MIÉRCOLES 23 DE SEPTIEMBRE DE 2009

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  • Dra. Isbelia Segnini. Psicólogo clínico, sexóloga y terapeuta
  • Policlínica Santiago de León de Caracas
  • Telf.: 763.1469

1. Las parejas tienen una frecuencia sexual predeterminada
Falso. La frecuencia (baja, media, alta) no es igual en todas las parejas ni en los miembros de cada una. Toda persona tiene una estructura y dinámica sexual diferente y responde a deseos particulares. De modo que el compás de los encuentros varía según el tiempo y tipo de relación, de los estados emocionales y afectivos y del equilibrio de los roles (caso de mujeres que se atrincheran más en "soy mamá" que en "soy esposa, mujer"). Así que móviles para las disparidades sobran. Para considerar: no existe la "buena" o "mala" asiduidad, el sexo entre dos es un asunto de placer más que de estadísticas y competencias.

2. La disfunción eréctil traduce la pérdida de atracción por la pareja
Falso. La falta de erección (o la incapacidad de mantenerla) es la segunda patología sexual más frecuente en los varones después de la eyaculación precoz y tiene sus raíces en agentes psicológicos (miedo, estrés, angustia, depresión) y orgánicos (la diabetes es un ejemplo clásico). Cuando estas son las causas (y no el desamor que podría ocurrir) no significa entonces que haya aparecido el desinterés, sino que hay emociones perturbadoras o desajustes físicos que interfieren. Para evitar frustraciones es recomendable deshacerse de prejuicios y acudir a un sexólogo en búsqueda de un diagnóstico adecuado y un tratamiento farmacológico y terapéutico. "Debemos entender —recuerda Segnini— que los procesos genitales no son exclusivos de un área corporal, sino que están dentro de un hombre con cuerpo, mente y corazón".

3. El orgasmo no tiene que sobrevenir simultáneamente
Cierto. Cada quien tiene su ritmo y culmina en función de la intensidad de su excitación y estímulo, es decir, de su naturaleza. El orgasmo en tiempos diferentes (que él termine antes y ella después o viceversa) es tan natural como el despertarse según los ciclos individuales del sueño. Apreciarlo como un desajuste entre dos es un error estéril. Segnini aporta una sugerencia: "Se aconseja más bien que no traten de finalizar juntos como una meta. Si llega, bienvenido, pero no debe estimarse como un fin del acto sexual". En buena lid: complacerse por el orgasmo propio y el de la pareja indistintamente de la coincidencia del mismo.

4. La práctica sexual es perjudicial durante el embarazo
Falso. Si la gestación es sana (sin complicaciones) la mujer puede ejercer su sexualidad —sin problema alguno— durante los nueves meses (de hecho se sabe de mujeres encinta que por razones hormonales mantienen un deseo sexual activo). La clave para no dejarse gobernar por los miedos (la idea de un aborto espontáneo o maltrato del bebé) está en consultar al médico sobre la dinámica de las relaciones. Claro está, existen detalles sobre el asunto. Por ejemplo, si la barriga es muy grande, los expertos sugieren posiciones más cómodas para ella (penetración vaginal estando el hombre detrás de la mujer). Es cierto que en algunos casos los obstetras desautorizan los encuentros íntimos por riesgos clínicos del embarazo que, afortunadamente, no suelen ser frecuentes, pero si no hay contraindicaciones, el coito puede ser un "antojo satisfactorio" en la vida cotidiana de la mujer.

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