Hace un par de años, un grupo de psicólogos del departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, emprendió un estudio para investigar los
efectos del estrés en el proceso de envejecimiento de las células del cuerpo humano.
Para ello, reunieron a un grupo de 39 madres sometidas diariamente a altos niveles de estrés debido al cuido de sus hijos con enfermedades como autismo y parálisis cerebral, y compararon el estado de sus células con las de otras 19 madres sin circunstancias especiales generadoras de estrés crónico.
Aun cuando el grupo de análisis fue pequeño y no se tomaron en cuenta otros factores como el nivel socioeconómico y el estilo de vida, los resultados confirmaron, una vez más, lo que desde hace algunas décadas retumba en el mundo: el estrés es, definitivamente, un factor de riesgo para envejecer rápidamente.
Telómeros más cortos
La principal conclusión del estudio estadounidense fue que la edad de los cromosomas era hasta 10 años mayor que la edad cronológica tanto en aquellas mujeres sometidas a estrés crónico (por cuidar a sus hijos enfermos) como en aquellas que sin tener esta responsabilidad sentían que vivían bajo estrés (por otras circunstancias).
Para dar con este hallazgo, los investigadores examinaron específicamente, mediante una prueba sanguínea, los extremos de los cromosomas (conocidos como telómeros), cuya longitud disminuye con el paso de los años debido a la división celular, fenómeno que recientemente se ha relacionado directamente con el proceso de envejecimiento.
Tanto en las madres con alto nivel de estrés debido al tiempo dedicado a sus hijos enfermos como en las que se percibían a sí mismas como mujeres estresadas, los telómeros se mostraron más cortos que en aquellas madres que no estaban sometidas a mayor estrés o se sentían relajadas.
Los telómeros están dando de qué hablar. El Centro de Investigaciones Oncológicas de Madrid, en España, acaba de culminar un importante estudio en el que demuestra que efectivamente estos extremos de los cromosomas se van haciendo más cortos a medida que pasan los años y que allí puede estar la clave para estudiar el envejecimiento.
Este estudio igualmente determinó que la enzima conocida como telomerasa, cuya función es combatir el acortamiento de los telómeros a lo largo de los años, hasta que la célula finalmente muere, contradictoriamente tiene mucho que ver con el desarrollo y evolución de las células tumorales que originan el cáncer.
A saber
Hasta hace apenas unas dos décadas, el estrés no se conocía con propiedad. Fue al principio de los ochenta cuando surgió este nuevo término, que hoy en día es parte de la cotidianidad y se considera el primer problema de salud de la población norteamericana.
Hay tantas situaciones que pueden generar estrés como personas en el mundo, pero básicamente pueden resumirse en tres aspectos: el estrés físico, causado por una enfermedad propia; el emocional, ocasionado por la enfermedad o muerte de un ser querido; y el psicológico, dado por situaciones que
producen sensaciones angustiosas como, por ejemplo, el miedo.
Una determinada situación puede producir estrés en una persona, haciendo a su organismo generar hormonas que intensifican su capacidad de actuar y de tener energía. Con ello, aumenta la actividad del corazón y del sistema sanguíneo, además que se agudizan el sistema inmune y la memoria.
¿Cuándo es esto un problema?
La respuesta está en la duración. Una situación de estrés temporal, que genera reacciones hormonales por un tiempo, no afecta al organismo de manera importante, pues una vez que pasa la circunstancia estresante el cuerpo vuelve a su condición normal. Sin embargo, cuando la causa del estrés se prolonga o se suceden situaciones una tras otra que mantienen al organismo permanentemente en este estado, las funciones básicas se afectan y el cuerpo se resiente, agotándose y produciendo envejecimiento celular.
El estrés crónico interfiere en las funciones más importantes del ser humano:
›› El sistema cardiovascular es uno de los más afectados, pues aumenta la presión sanguínea y las palpitaciones del corazón además de que se elevan en la sangre las grasas (colesterol y triglicéridos) y las azúcares (glucosa). Todo esto estos factores aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas, ateroesclerosis, derrames cerebrales, diabetes y aumento de peso.
›› El sistema digestivo se resiente, pues el estómago tiende a vaciarse más despacio y el colon acelera su actividad, por lo cual es común que las personas estresadas padezcan de dolores de estómago y diarrea.
››El sistema inmune se debilita y la persona se hace más propensa a enfermedades.
›› El sistema nervioso se descontrola, ocasionando ansiedad, depresión, problemas de sueño y falta de interés en actividades cotidianas. Además, disminuyen la capacidad de tomar decisiones y la memoria.
Los síntomas son fácil de identificar y su permanencia por mucho tiempo, derivada de un estrés crónico, son un motivo de consulta médica:
›› Depresión.
›› Cansancio excesivo.
›› Presión o dolor en el pecho con palpitaciones rápidas.
›› Mareos o temblores.
›› Dificultad para respirar.
›› Irregularidades en el ciclo menstrual.
›› Disfunción eréctil.
›› Pérdida del deseo sexual.